Dom Pedro Casaldáliga: 90 anos de poesia, de profecia e de testemunho
de Luis Miguel Modino – 16/02/2018
Celebración en São Félix do Araguaia para un referente del compromiso con el Reino.
Son pocos los que llegan a los noventa, todavía más cuando tantas veces se ha puesto la vida en riesgo por defender a los que no cuentan, a los nadies que diría Galeano, cuando durante mucho tiempo se ha estado en el ojo del gatillo de los que mandan, de los que se creen dueños de todo, inclusive de la vida ajena, en definitiva, cuando se ha elegido vivir como profeta que quiere ser voz de los que nunca fueron escuchados, de los que siempre fueron despreciados.
La consecuencia de eso es que uno vive con la muerte en los talones, algo que nunca le importó a quien siempre dejó claro que sus causas valen mucho más que su vida. Cuentan que poco después de ser vilmente asesinado el Padre João Bosco Burnier, el 12 de octubre de 1976, Pedro Casaldáliga, con quien fue confundido y que estaba a su lado, dijo que quien debía haber muerto era él, a lo que una mujer respondió que él iba a vivir muchos años.
La profecía femenina se ha cumplido y este 16 de febrero muchos agradecen a Dios por los 90 años de quien dedicó su vida a la misión entre los más pobres en el Valle del Río Araguaia. Ha sido una fiesta bonita, llena de agradecimiento. Don Pedro, dentro de las limitaciones que su hermano Parkinson le impone, se encontraba bien, como nos decía alguien próximo al poeta del Araguaia, el artista plástico Tony Cálices, uno de los artífices de las últimas Romerías de los Mártires y dinamizador de la Hermandad de los Mártires de la Caminada.
La presencia de algunos de los que formaron parte del equipo de pastoral en los primeros años de la Prelatura, de aquellos que durante mucho tiempo trabajaron codo con codo con quien es considerado una referencia de compromiso con el Reino, ha sido motivo de felicidad para Don Pedro. Pero también estaban presentes muchos otros en espíritu de comunión, expresada en mensajes llegados de todos los rincones del planeta. Junto con ellos, quienes desde la gloria eterna también agradecen y se alegran con su testimonio de vida.
Por encima de todo, cabe destacar la presencia de los más pobres, de aquellos que han destacado la importancia del obispo para el desarrollo de la región. Algunos ya habían estado presentes en la misa de ordenación episcopal y todos recordaron que Don Pedro siempre fue del pueblo, humano, sensible a las causas por las que dio su vida, las causas de los pobres, de los campesinos, de los negros, de los indígenas, las luchas por la tierra, por la preservación del río, por tantas y tantas banderas que nunca dudó en empuñar. Ellos le siguen considerando su obispo, su voz, su gran defensor, a pesar de que las palabras broten con dificultad de un cuerpo dominado por el Parkinson.
En la celebración se han hecho presentes otros dos obispos Monseñor Adriano Ciocca, actual obispo de San Felix, y Monseñor Eugenio Rixen, obispo de la diócesis de Goiás, donde sucedió a Monseñor Tomás Balduino, uno de los grandes amigos y compañero de luchas de Don Pedro, con quien ayudó a fundar la Comisión Pastoral de la Tierra y el Consejo Indigenista. A decir verdad, pocos obispos para un momento en que la Iglesia de São Felix y de Brasil quieren agradecer la larga e intensa vida de un hombre singular y universal. También estaban algunos cofrades claretianos, entre ellos un representante del gobierno general.
Uno se pregunta, ¿qué es lo que estaría pasando por la mente de Don Pedro en un día como éste? ¿Los recuerdos de su infancia en su Balsareny natal? ¿Sus primeros años de claretiano en los que ya iba mostrando su compromiso con el Reino? ¿Las luchas que le han acompañado en sus cincuenta años en este rincón perdido del mundo? Han debido pasar muchos rostros, gente común, de esos que para muchos pasan desapercibidos, pero no para alguien que siempre ha tenido la capacidad de contemplar el mundo y a las personas con una alma poética.
Tanto la celebración como el momento en que se ha compartido el alimento, la vida, de un modo simple, ha tenido lugar allí donde Casaldáliga esbozó, junto con su equipo de pastoral, todo lo que fue haciendo de San Felix un ejemplo de la Iglesia nacida del Vaticano II, de Medellín. Fue en el Centro de Pastoral de la Prelatura, que hoy lleva el nombre de alguien que durante años fue una de sus más estrechas colaboradoras y a quienes todos conocían como la “Tía Irene”, donde se fue diseñando y construyendo una Iglesia pobre y para los pobres.
Mercedes de Budallés Díaz, catalana de nacimiento como Don Pedro pero con el corazón en San Felix desde que llegó al Valle del Araguaia, Asesora Nacional de las Comunidades Eclesiales de Base en Brasil, destacaba que la celebración fue muy bien preparada y al mismo tiempo muy sencilla, idea repetida por uno de los actuales agentes de pastoral de la Prelatura, quien reconocía que fue un “momento de espiritualidad que ha traído una mística para poder continuar la caminada de la Prelatura en defensa de los pobres y oprimidos de nuestra región”.
Junto con él han sido muchas las impresiones de algunos de los presentes, de hombres y mujeres que viven su fe en la Prelatura y siempre tuvieron a Don Pedro como referencia, gente que dice que ha sido una celebración “marcada por la emoción y de verdadero testimonio de todo lo que Don Pedro vivió desde que llegó a la región del Araguaia y que lucha por la justicia en favor de los pobres, de los oprimidos y siempre cargando consigo la esperanza, siguiendo los pasos de Jesús en el Evangelio”.
“Un momento festivo, de mucha gratitud por tener todavía a Pedro entre nosotros, a pesar de la debilidad de su salud”, reconocía una mujer presente. Para los presentes es importante “ver a la gente feliz por el encuentro y reencuentro para festejar los noventa años de Pedro, ayudando a hacer memoria y mirar hacia adelante con esperanza“. La fiesta ha sido una muestra de “una comunidad unida y en comunión a ejemplo de las primeras comunidades, lo que muestra el gran número de personas presentes para rezar con Pedro y celebrar este momento”, afirmando que “Pedro es ejemplo de persona que se entregó en los brazos de Jesús y se convirtió en ejemplo de fidelidad a la propuesta de Dios presentado por Jesús”.
En ese sentido, Douglas Mansur, uno de los fotógrafos más destacados del país, comprometido con las causas sociales, resaltaba que “fue una misa de amigos, una celebración sencilla y muy emocionante”, destacando que “allí estaba la presencia de Dios, la presencia de la solidaridad, de varios pueblos indígenas, campesinos, movimientos, gente de todas las comunidades de la Prelatura, de otros estados y países, representando a todo aquel que cree en la utopía, como siempre Pedro creyó”
¡Felicidades Don Pedro, por noventa años de poesía, de profecía, de rebeldía, de construir el Reino!
Fonte: Religión Digital